Hoy toca escribir un artículo que, con toda la imaginación que tengo, no se me había ocurrido tener que escribir.
Hay una expresión, no creo que llegue a ser un refrán, la verdad, que viene a decir algo similar a que la vida es eso que ocurre mientras tú vas haciendo planes… y qué razón tiene, la verdad.
Creo que ya he comentado mis intenciones de grabar el audiolibro de mi primera novela publicada, comenzar a escribir la segunda parte para lanzarla al terminar de publicar el podcast…
Todo perfecto, claro y sobre todo lógico y bien pensado. Sin embargo, ¿qué es lo que ocurre? Lo que ya he comentado en alguna ocasión que es vital y representa todo aquello en lo que yo creo y defiendo: escribir lo que uno quiere y necesita escribir.
El dilema del escritor
Esto es cierto, pero no es menos cierta la segunda parte: todo escritor quiere que le lean.
Aquí nos encontramos en el filo de la navaja, ya he comentado que soy consciente de lo que se debe escribir si uno espera que le lean y no pienso hacerlo. Por lo tanto, queda la parte más difícil: ahora que tengo claro cuál es mi estilo literario y lo que yo quiero escribir, toca ajustarlo para que sea más accesible en un primer momento a los lectores más generales.
Es decir, no voy a cambiar mi estilo, no voy a cambiar lo que yo escribo y no voy a cambiar mis historias. Lo que debo cambiar es el cómo las presento.
Este pensamiento viene a raíz de las estadísticas de Amazon que, por más que lo pueda criticar igual que a toda gran empresa que basa su estrategia en algoritmos… encima debo estarle agradecida porque sus algoritmos sean comprensibles.
La cruda realidad de las estadísticas
Cuando publiqué mi novela Secretos Rotos, a los pocos días de su publicación Amazon le dio una oportunidad, a través de su sistema de Amazon KDP la promocionó en las primeras posiciones para que los lectores la viesen, fuesen conscientes de su existencia y se animasen a leerla… El resultado fueron casi 500 páginas leídas en un día… que se convirtieron en 0 personas que continuaron leyendo. Es decir, pongamos que unas cien personas leyeron cuatro o cinco páginas y no quisieron saber nada más de ella.
No siguieron leyéndola, no se terminaron ni los primeros capítulos ni mostraron más interés…
Por lo tanto, Amazon dijo: «Esto no interesa, suerte, ahora te toca trabajar por tu parte». Y es lo que estoy haciendo.
El segundo aviso
Justo ahora, seis meses después de su publicación, Amazon le ha dado otra oportunidad, lo cual le honra, debo reconocerlo.
Y el resultado ha sido el mismo: poco más de cuatrocientas páginas leídas y nadie ha continuado leyendo ni ha mostrado interés.
Es decir, seis meses después se repite que Amazon la muestra, supongo, a unas cien personas, leen cuatro o cinco páginas y la abandonan.
Analizando el problema: ¿de quién es la culpa?
¿Es culpa de Amazon? No, por cierto, muy generoso ha sido, la verdad. ¿Es culpa de la novela? En absoluto, insisto y mantengo en que es una novela genial.
Entonces, ¿qué ocurre? Que la culpa es mía, ya está, no hay que darle más vueltas al asunto.
Está claro que el prólogo tiene quizá un lenguaje demasiado rebuscado, es muy denso, misterioso sí, pero no termina de presentar nada, todo son insinuaciones, el lector no sabe lo que se va a encontrar y, ante la duda, pasa y sigue buscando.
La analogía de Netflix
Esto es exactamente lo mismo que cuando te sientas, enciendes la tele y comienzas a buscar series en Netflix, ves cuatro o cinco minutos del primer capítulo, no es que no te guste, tan solo no te dice nada y pasas a otra serie y vuelves a ver cuatro o cinco minutos… no está mal pero tampoco bien, yo qué sé, y pasas a otra serie… y al final te pegas una hora comenzando a ver quince series, no ves ninguna y te vas a la cama sin recordar nada de ninguna de las series que has comenzado a ver…
La lección aprendida y el camino a seguir
Por lo tanto, está claro que debo aprender a presentar mejor mis historias, no ser más comercial, tan solo debo aprender a plasmar antes la historia y que el prólogo sea una carta de presentación más clara, es decir, debo seguir mejorando en mi faceta del oficio de escritor.
Estoy muy orgulloso de mí mismo, Secretos Rotos es mi primera novela y considero que tiene un nivel muy elevado, no puedo esperar ni aspirar a escribir una novela buena y además comercial al segundo intento, incluso creo que he conseguido un nivel demasiado alto con la segunda.
Pero toca seguir mejorando, seguir siendo fiel a mi propia filosofía y reglas, pero sabiendo adaptar a lo que espera el público.
Estoy seguro de que si leen cuatro o cinco capítulos la gente quedará enganchada a mi novela, pero es como decir que si una persona llega al quinto o sexto capítulo de una serie quedará enganchada. Ya es tarde, la gente le da cuatro o cinco minutos… Por eso mismo se utilizan esos trucos de arrancar la película o serie en medio de la acción para que todo quede claro.
Fidelidad y adaptación
No me gusta eso, pero sí soy consciente de que en las dos primeras páginas como mínimo debe quedar claro quién es el protagonista y a qué o a quién se enfrenta… o bien el protagonista o el antagonista.
Pero el lector debe tener como mínimo eso, y comenzar con simbolismos y dejar las cosas a medio revelar, si se aspira a que te lea el público general, está claro que no funciona.
Ojo, esto también tengo claro y vosotros debéis tener claro, que es porque nadie me conoce, si hubiese logrado llegar a ese nicho de unos cientos de lectores la cosa cambia, porque esas personas ya me conocerían y sabrían mi forma de escribir y sí me concederían esos cuatro o cinco capítulos de margen.
Igual que son los directores de cine consagrados los que se permiten hacer experimentos con las películas porque tienen el voto de confianza de sus seguidores. Yo no.
Un nuevo proyecto
Por lo tanto, de momento lo que he decidido es escribir una novela nueva dejando de lado, de momento, la saga de las dos ciudades.
Quiero escribir una novela más ágil, más directa, más thriller y sobre todo con menos personajes y puntos de vista.
Es un entrenamiento, una forma de mejorar y aprender nuevas técnicas narrativas que, sobre todo, me ayudarán a cuando regrese a la segunda parte de la trilogía de las dos ciudades…
Siempre hacia adelante, nunca rendirse, siempre seguir aprendiendo.
Conclusión
Gracias, Amazon, por esas estadísticas tan crudas y devastadoras.

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