Por qué soy un escritor sin redes sociales en 2025 (Y por qué es mi mejor estrategia)

por | Neurodivergencia y escritura, Proceso creativo | 0 Comentarios

Hoy quiero tocar un tema distinto. No está directamente relacionado con la escritura o la neurodivergencia… o quizá sí, más de lo que pensaba al empezar. Me refiero a mi negativa a utilizar ningún tipo de red social. ¿Como voy a ser un escritor sin redes sociales?

Pero vayamos paso a paso. Este blog, y la página web donde se aloja —danielsanz.es—, es el único lugar donde la gente va a poder encontrarme.

He sido una persona muy activa en internet desde antes incluso de que existieran las redes sociales. No solo eso: he tenido podcasts desde antes de que existiera iVoox. Aunque, por mi particular forma de ser, cada proyecto que concluía lo borraba. Así soy yo y aquí os voy a explicar, o eso espero, porque he decidido ser un escritor sin redes sociales.


Mi filosofía: “Esa persona ya no soy yo”

Mucha gente me ha preguntado por qué borro todo lo que cierro, y la respuesta es muy sencilla: esa persona ya no soy yo.

Entiendo la evolución como un proceso de experimentar, aprender, equivocarse, aprender de los errores y seguir avanzando. Cada proyecto me ha servido en su momento y, cuando siento que ya no puedo aprender nada más de él, ¿qué sentido tiene seguir? Ninguno. Así que lo cierro y avanzo a la siguiente etapa.

Dicho así, muchos dicen comprenderme, incluso darme la razón. Pero no es tan fácil. Lo más común es ver cómo la gente, por miedo al cambio, se aferra a lo que tiene, insistiendo en seguir sin darse cuenta de que eso ya no lleva a ningún lado. A lo sumo, conduce a la decadencia y la frustración.

Yo, en ese aspecto, no tengo el menor problema. La parte difícil es ser consciente de que un proyecto ya no da más de sí. Pero una vez que lo veo, lo cierro sin pestañear… y lo borro.

¿Y por qué borrarlo? Porque no me representa. Si repitiera hoy ese mismo proyecto o esas entrevistas, no se parecerían en nada a las que hice entonces.


¿Por qué empezar de cero?

Hay quien me dice, con razón, que podría conservarlo todo como una biblioteca digital. Y tienen razón. Entre mis podcasts —El arca de la alianzaEl telar del Geek o Charlemos de cine— sumé cientos de entrevistas y miles de artículos escritos. Pero la verdadera pregunta es: ¿para qué?

No me gusta vivir de las rentas. No me gusta comenzar un proyecto basándome en el nombre, la reputación o los seguidores obtenidos de otro completamente distinto.

Lo que me gusta es enfrentarme a un nuevo reto cada vez, ver hasta dónde puedo llegar empezando desde cero, poner a prueba mis conocimientos, mi resiliencia, picar piedra y saber que, hasta donde llegue, será única y exclusivamente gracias a mí.

Cuando decidí que había terminado mi etapa de podcaster, borré todas mis cuentas: Twitter, Facebook, YouTube, Instagram… todo. Absolutamente todo desapareció.
Y comencé desde cero, con esta página web y este blog, en pleno 2025.
¿Tiene sentido hacer eso en la era de las redes sociales? Me reafirmo en mi idea de ser un escritor sin redes sociales.

Yo creo que sí.


La trampa de las redes sociales

Como las redes sociales están de moda, la gente asume que debe tener una.
“Si todos la tienen y mi competencia también, yo debo estar ahí, ¿no?”
La respuesta es sencilla: ¿para qué la quieres?

escritor sin redes sociales

1. La Ilusión de la igualdad de condiciones

Una vez que las redes se masificaron, desapareció toda posibilidad de comenzar en igualdad de condiciones.

Por un lado, están los pioneros consagrados, que siempre tendrán más visibilidad por el simple hecho de ser quienes son.
Por otro, los famosos que se unen y reciben atención solo por existir.
Y, por último, las empresas, que pagan a influencers o invierten en publicidad.

¿Y en medio de todo eso, quién nos va a encontrar a nosotros?
Nadie.


2. Crecer orgánicamente es un trabajo de jornada completa

Por supuesto, si decides que ese sea tu trabajo, tienes posibilidades. Pero crecer de forma orgánica exige una dedicación absoluta: seguir a otros, comentar, dar “me gusta”, compartir, aportar contenido constantemente…

No se trata de publicar y esperar que la gente te descubra. Eso no ocurrirá, aunque tu contenido sea el mejor del mundo.
Simplemente porque nadie lo verá.

Partiendo de esa base… ¿para qué iba a querer yo una red social? No lo veo, lo que sí me veo es como un escritor sin redes sociales.


3. Un medio para el entretenimiento, No para la reflexión

Las redes sociales son entretenimiento. No aprendizaje, no conversación: entretenimiento.
La gente entra cuando tiene diez minutos, mira cuatro vídeos, lee cuatro ocurrencias, lo olvida y se marcha. Ya está.

Y yo no encajo ahí bajo ningún concepto.
Busco conversación, reflexión, incluso diálogo interno.
¿Creéis que eso cabe en un vídeo de un minuto en TikTok o Instagram?
Yo creo que no.


4. El peligro del “Público alquilado”

Además, las redes no te pertenecen. Tus seguidores no son tuyos: son de la plataforma, que te los presta.

Si cambia el algoritmo, si un día caes mal o si aparece alguien más popular, simplemente dejan de mostrar tu contenido.
Y, de repente, nadie se acuerda de ti.


Mi Apuesta: El Blog, el SEO y el Lector Cómplice

Una web, un blog, por más que haya pasado de moda, siempre estará ahí.
Depende solo de tu trabajo y, curiosamente, del SEO de Google, que hoy por hoy es lo más seguro, confiable e incluso —me atrevo a decir— justo.

Soy consciente de que no soy un escritor de bestseller.
Mi contenido es denso, filosófico, extenso, y requiere un tipo de lector muy específico: alguien que quiera leer en profundidad, pensar, reflexionar, aprender.
Esa gente llegará poco a poco a mi página web y, si lo que encuentra les resuena, se quedará.

No tengo prisa.
Seguiré escribiendo mi novela, grabando los audiolibros y publicándolos como podcast. Iré contando por aquí qué aprendo, en qué me equivoco y cómo evoluciono.
Y, poco a poco, llegarán los lectores que tengan que llegar.
O no.

Yo seré un escritor sin redes sociales

Pero lo único seguro es que seguiré haciendo lo que me apasiona, sin venderme y sin seguir ninguna moda.
Sin ruido.
Sin prisas.
Y, sobre todo, sin permiso.

¿Y vosotros?

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