Hoy he venido a contaros una historia, una concatenación de sucesos, hechos aislados o casuales que van a conducir a un resultado inesperado. Voy a intentar, aunque no prometo nada, explicaos como me afecta el pensamiento arborescente para escribir.
Sabéis, no os voy a dar ninguna pista ni explicar siquiera qué os voy a explicar. ¿Por qué? Muy sencillo.
Ahora mismo tenéis curiosidad y, si os lo contase, muchos podríais decir cosas similares a: «Buah, pero a mí eso no me interesa…»
Lo más importante de este artículo no es la información como tal, sino el viaje, el descubrimiento y el ir atando cabos.
Es un viaje largo. Vamos a irnos bastante atrás en el tiempo y a aprender cosas ajenas a nuestro día a día.
Así que lo mejor que podéis hacer es poneros cómodos, preparad alguna infusión o café calentito que comienza a refrescar y vamos a intentar desgranar este proceso.
Table of Contents
El «Miedo a la Página en Blanco» y la Inundación de Ideas
Una de las cosas en las que más me ayudó recibir mi diagnóstico de altas capacidades fue ser consciente de lo que entrañaba la neurodivergencia, poder comenzar a darle nombre a cada cosa que me ocurría. No es que «se me vaya el santo al cielo» o que «no pueda concentrarme».
En ese momento supe que tenía pensamiento arborescente y que cada pensamiento o idea comenzaba a encadenarse él solo con, llamémoslo de algún modo, mi base de datos. Un pensamiento simple terminaba pegándome varias semanas buscando información de cualquier cosa, excepto de la que era mi idea inicial.
Esto me conduce a otro tema que es algo que jamás he comprendido: el miedo a la página en blanco.
¿Eso existe? ¿Cómo es posible? Supongo que el propio pensamiento arborescente es una ventaja y una desventaja en este aspecto.
Jamás he sentido querer comenzar a escribir y no saber qué poner. Relacionando esto con lo anterior, lo que a mí me ocurre es que al ponerme a escribir vienen de golpe tantas ideas a la cabeza que, lo que sí me ha ocurrido, es no saber expresar todas esas ideas de forma coherente en el texto. Y ahí sí, es posible que me bloquee, porque de todas ellas no sé cuál escoger.

¿Se escribe con la técnica o con el mensaje?
Llegando al día de hoy es cuando muchas veces me pregunto cómo he podido pasar de llevar más de treinta años soñando con escribir mi primera novela, intentándolo con artículos en blogs, relatos cortos, leyendo infinidad de libros sobre el tema, escuchar podcasts, entrevistar escritores… y, pese a todo, sentir que no podía, que no sabía cómo hacerlo.
También es cierto que no puedo decir que siempre haya sido la misma persona. Si alguien me hubiese enseñado cuando tenía diez, veinte o treinta años, no hubiese podido escribir como lo hago ahora.
Es posible, lo reconozco, que hubiese aprendido el oficio pero, ¿y el mensaje? En mi caso el propio pensamiento arborescente lucha contra esto haciendo que, sin un mensaje de fondo, todo me parezca artificial.
Voy a replantearlo de otra forma: ¿en qué consiste escribir una novela?
Esta es mi página web, Daniel Sanz escritor. Este es mi blog, el cuaderno de bitácora de un neurodivergente. Y yo, un humilde cuentacuentos, no tengo la respuesta para todo.
Lo único que puedo hacer aquí, en este pequeño rincón digital, es contar mis opiniones. Porque debéis de tener una cosa en cuenta: existe la posibilidad, y no pequeña, de que dentro de X meses vuelva aquí y os diga: «¿recordáis lo que os conté en este artículo? Pues no hagáis ni caso, no tenía ni puta idea…».
Mi método: ¿Cómo planifica un escritor neurodivergente?
Dicho todo esto y dejando las cosas claras, comencemos. ¿Cómo se planifica un escritor neurodivergente para escribir su primera novela?
Y ahora, por fin, os puedo responder con sinceridad:
No lo hace. Tan solo escribe. O, mejor dicho, escribe para luego borrar, volver a escribir y volver a borrar.
Esto ya lo he comentado en alguna ocasión, pero hoy vamos a profundizar un poco más.
Lo primero que quiero explicar es que yo soy un escritor neurodivergente, con altas capacidades y, seguramente, también Asperger (aunque al diagnosticarme de adulto no me lo diagnosticaron porque ya estás «adaptado»).
Es decir, yo puedo hablar de mí. No pretendo sentar cátedra. Lo único que estoy contando aquí es MÍ caso, por si a otra persona en situación similar le sirve mi experiencia o le ayuda como punto de partida para buscar su propio camino.
El Fracaso de la Trama y la Tiranía del Punto de Vista Único
Volviendo al tema del proceso de escritura, mi principal problema es que no tengo una historia y una trama. En mi interior tengo un mensaje, una opinión, una crítica o una necesidad. Siento algo dentro de mí que quiero expresar y no sé cómo hacerlo con palabras, porque es una mezcla de rabia, impotencia y preguntas. ¿Cómo plasmo todo eso? Son tantas cosas que me bloqueo.
Esto está unido a otra cosa fundamental: me resulta imposible contar una historia con pocos personajes y un único punto de vista. Me parece injusto, lo veo como favoritismo, como escoger un bando y decir «esto es lo correcto y así lo veo yo».
Cuando hace unos años intenté escribir mi primera novela, «La Ciudad sin sombra», tenía infinidad de personajes y en cada capítulo escribía en primera persona. Resultó ser un desastre y un follón increíble para los lectores.
Eso fue un punto de inflexión. Como escritor, mi principal misión es lograr que mi mensaje sea accesible. No digo que deba ser sencillo; exijo a mis lectores que se concentren, que me presten su atención. A cambio, espero ofrecerles un viaje que no olvidarán.
La Libreta: Mi Verdadera «Página Cero»
Dejando claras esas bases, así es mi proceso:
En primer lugar, comencé a escribir, pero no a escribir la novela. Cogí una libreta y bolígrafos y comencé a escribir a mano, sin pensar: qué era para mí la escritura, qué mensaje quería transmitir, qué tipos de personajes (ojo, «tipos», no personajes).
No pensaba en un hombre o mujer, sino en alguien que buscase venganza, redención, o cambiar el status quo. Una vez tenía eso claro, comenzaba a escribir en el ordenador, dejándolo cada cierto tiempo para regresar a mi libreta.
Las historias son viajes impredecibles. Como escritor, lo único que puedes hacer es prepararte lo mejor posible.
En mi libreta creo que escribí más de cien páginas a mano antes de comenzar a escribir el primer capítulo en el ordenador.
El Pensamiento Arborescente como Herramienta (No como Obstáculo)
En esa libreta me preguntaba qué mensaje llegaría mejor, qué tipo de personaje debía darlo, cómo se conectarían. ¿Qué les unía y qué les separaba? ¿Por qué este personaje es así?
Son preguntas que no tienen por qué ser respondidas en la novela, tan solo es información que debo conocer yo.
Aquí es donde se revela con toda su fuerza el pensamiento arborescente. Para sentir que algo fluye, la historia y las relaciones entre personajes deben estar muy claras en mi interior y, sobre todo, deben ser lógicas y coherentes.
Si algo falla, es que no he encontrado la respuesta correcta y por eso lo mejor es borrar y volver a comenzar.
Para mí, sin lugar a dudas, escribir a mano con papel y bolígrafo durante varios meses fue la clave principal para poder comenzar mi novela.
Como este artículo se ha extendido más de lo previsto, lo dejaremos aquí. En el próximo, os hablaré de mi libreta, de mis bolígrafos y de cómo ese cuaderno se convirtió en el mapa de mi pensamiento arborescente.

0 comentarios
Trackbacks/Pingbacks